jueves, 31 de mayo de 2012

Me basta así



Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti; 
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia 
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando  -luego-  callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.

Ángel González


martes, 1 de mayo de 2012

El aliento de la palabra



En ocasiones se produce un desgarro, una brusca sacudida en nuestro interior. Es un aliento vital que detiene, apenas por un instante, el tiempo. 


Basta haberlo sentido una sola vez para no olvidarlo jamás. Hay una plenitud, una comunión con lo que realmente somos, que nos fortalece, reconforta y emociona. 


Les propongo algo: este artículo se compone de unas pocas frases. Disfrútenlas; pero les ruego que respeten su ritmo. Si están ocupados, contaminados de ruido o con la mente en otro lugar, es mejor que lo dejen para otro momento. Estas pocas frases merecen, necesitan, de ustedes por completo. Les aseguro que habrá merecido la pena. 


Estas pocas palabras están dirigidas sólo a usted. Quieren decirle algo. Se conocen de antes. Expresan emociones y verdades más antiguas que el hombre. La sabiduría es una manera de recordar lo que ya sabíamos antes de nacer. 


Les deseo un viaje sosegado y profundo. 


Y que en algún momento su tiempo se detenga. 

                                                                                                                                                                                                                                                                                         "A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, 
dos corazones en un mismo ataúd."
A. de la Martié


"Cuando era joven leía casi siempre para aprender;
 hoy, a veces, leo para olvidar."
Giovanni Papini


"Cada cual tiene la edad de sus emociones ."
Anatole France


"Algunos encuentran el silencio insoportable
 porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos."
Robert Fripp


"Lo que la oruga llama el fin del mundo, 
el resto del mundo lo llama mariposa."
Lao Tsé


"Escribo para que la muerte 
no tenga la última palabra."
Odysseus Elytis


"Los libros me enseñaron a pensar, 
y el pensamiento me hizo libre."
Ricardo León


"La historia cuenta lo que sucedió; 
la poesía lo que debió suceder."
Aristóteles


"La lectura de un buen libro es un diálogo incesante
 en que el libro habla y el alma contesta."
 André Maurois


"Los libros enseñan a vivir y a morir."
Petrarca


"Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio
 contra casi todas las miserias de la vida."
William Maugham


"Con la palabra, el hombre supera a los animales, 
pero con el silencio se supera a sí mismo."
 Paul Masson






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